Artículo sobre el intérprete Robbie Williams para la revista Posdata.

Desde Take That hasta Better Man y todo lo que está en medio.

Una leyenda apacigua a las masas, incluida una niña de 14 años, quien ahora escribe esto, que aún recuerda con fascinación haber visto este espectáculo de gore y pop en la tele:
“NINGÚN ROBBIE FUE LASTIMADO DURANTE LA CREACIÓN DE ESTE VIDEO”
Porque sí. Hay muchos Robbies. Y sí. A pesar de la aclaración, todos ellos han sido lastimados.
El Robbie de la boyband
Diría que Take That caminó para que One Direction corriera, pero Take That también corrió. Llenaban estadios, encabezaban listas, salían con celebridades. Compartían ciudad con Oasis, la otra gran banda de Manchester. Robbie admiraba a Oasis y aspiraba a ser como ellos, pero lo ridiculizaban por estar en una boyband. Una boyband en la que tampoco lo querían. No pertenecía a ninguna parte.

El Robbie solista

Era 1997 y Robbie sacó su primer álbum. Life Through a Lens, donde serio y sobrecogido se enfrentaba a la prensa y a los reflectores. Apenas un mes atrás la princesa Diana de Gales había muerto bajo similares destellos. Su carro se había estrellado bajo el Puente de las Almas en París. Sus acosadores no hicieron más que tomar fotos de sus últimos instantes. Fue en esa misma ciudad donde Robbie presentó su álbum. Donde renació a través de la lente.
Esa sinceridad y desnudez caracterizó los primeros discos de Robbie, claro que con un esmalte de autoestima performeada. El sentido figurado de lo que vimos después en el video de “Rock DJ”, parte de su tercer álbum Sing When You’re Winning. En su portada, Robbie celebra un gol en una cancha de futbol. Es cargado por otros Robbies, también uniformados como futbolistas. Se echa porras a sí mismo, celebra sus propios triunfos. Cuenta con su propio “ejército de mí”, parafraseando a Björk. Los Robbies que no fueron heridos, pero sí, de los que hemos hablado. Y los Robbies en medio. Y los Robbies al fondo, criticándolo y amenazándolo en cada partido.

El Robbie internacional

Era el apogeo de la anglofilia mexicana. El poder suave del Cool Britannia nos abofeteaba con referentes del pop. Algunos tan fenomenales como las Spice Girls, algunos más como caballos oscuros que encontraron más impacto aquí como The Verve, Blur, los ya mentados Oasis, y Robbie. Aquí pegó tanto que grabó “Angels” en español. Después, esa misma versión la grabó Yuridia. Un clásico que se reinventa según las audiencias.
Para el 2005, Robbie ya cantaba en el Estadio Azteca. Lo entrevistó Omar Chaparro en Telehit, el canal donde probablemente vi “Rock DJ” por primera vez. Robbie le dijo a Omar que le gustaba su corte de pelo y se lo iba a copiar. Omar dijo que estaba patentado en México, pero Robbie respondió que compraría los derechos en Inglaterra. Y sí le copió el cabello. Lo había visto mucho antes, cuando conoció a Gary Barlow y se preguntaba quién era ese mamón con cabello de Morrissey. Compartió la anécdota con el mismo cabello ahora. Cabello de Morrissey, de Gary Barlow, de Omar Chaparro. ¿De Robbie Williams? Emular a sus ídolos es algo muy Robbie después de todo.

El Robbie crooner

Inspirado en su amor por Frank Sinatra, a quien veía en la televisión junto a su padre Peter, dueño de un pub y expolicía que heredó a su hijo la pasión por el entretenimiento. Y las inseguridades. Grabó con Lenny Kravitz, Nicole Kidman, el mismo Sinatra en grabaciones de su legado. Detrás del crooner con carisma, quien se comparaba con Sean Connery en el sencillo “Kids” del Sing con Kylie Minogue, seguía esa necesidad de aprobación por parte de su padre. Si su padre amaba a Sinatra y él ahora era como Sinatra, entonces su padre lo amaría. ¿Verdad?
El Robbie changuito
Better Man es creativa y emotiva. Cantas todas las canciones con lágrimas en los ojos, seas o no fan del artista. Acompañas a Robbie en su viaje cósmico, y sus realizaciones te parten la madre. Caes con él por pendejo, te levantas con él por chingón. No tendrás el alcance, el dinero, ni las circunstancias que él tiene, pero las sensaciones son universales: amor, abandono, miedo, alegría, desconexión, perdón, impulso de muerte y ganas de vivir.

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